Principalmente, la economía muisca se basó en tres grandes sectores productivos, de esta manera, teniendo profundos conocimientos de los ciclos de la lluvia y las fases lunares, cultivaron diferentes variedades de maíz, además, algodón, yuca, papa, quínoa, batata, calabaza, hibia, apio, piña, aguacate, coca, tabaco, entre otros;
También, los muiscas usaron técnicas agrícolas como el sistema de microverticalidad, con el que trabajaban la tierra de acuerdo al clima, la roza y quema de terrenos, los canales de regadío para los suelos áridos, y la siembra en las laderas montañosas de Chocontá, Facatativá, Tocancipa y Tunja.
Por otro lado, las habilidades en la explotación minera, les permitieron tener una ventaja sobre las tribus vecinas. En efecto, la sal extraída de las minas de Zipaquirá, Nemocón, Sesquilé y Tausa, constituyó un tesoro para los muiscas, dado que su prestigio ayudó a la apertura del comercio con otras poblaciones. Asimismo, las esmeraldas sustraídas de los yacimientos de Somondoco, eran muy apreciadas,
Igualmente, la cultura muisca explotó el carbón de piedra, el cobre y el oro, ya que la mayor parte era obtenido mediante el trueque.
Sumado a ello, la confección textil fue de gran importancia, sobre todo en los altiplanos fríos de Cundinamarca y Boyacá, así, tejían mantas coloradas y decoradas con una variedad de motivos geométricos de carácter simbólico, tanto para envolver a sus muertos, como para festejar cualquier acontecimiento importante usándolas como regalo.
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